II
Un golpecito en la espalda me hizo volverme. Su rostro sonriente fué como si una débil luz de mi sol renaciera llena de esperanzas.
Me hizo reír como de costumbre y cuando vió que ya había encendido mi sol me tomó de las manos...
Le conté todo intentando avitar que mis ojos se llenaran de lágrimas de vez en cuando.
- Debemos volver a creer en las personas. Principalmente en las que uno ama.[...]
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