14.1.08

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Desafiando a la vida inconciente viaja a la deriva.
Ya no se esconde en la esquina, sus amigos brindan. A lo lejos se asoma una luz furiosa, encendida, buscando guerra por tener sus almas perdidas.
Sonrisa querida paseando por esa avenida, confundida observa la dicha de ser pretendida. Ojos mal pensados pretenden alguna alegría, caprichosa se niega al sentirse pan de todos los días.
Escupe la fuente testigo de sus propias mentiras, abusa del miedo acariciando su piel colorida.
Mastica con bronca el dolor que ya no participa, sus oídos sienten el zumbido de esa cruel sinfonía.
Su estómago cruje, su cara empapada de rabia, prisionera robot.


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